Se rieron de mí por mis humildes orígenes, pero en la graduación, con una sola frase, los dejé sin palabras y en lágrimas.
Me llamo Javier, hijo de una barrendera. Desde pequeño supe lo dura que era nuestra vida. Mientras otros niños jugaban con juguetes nuevos y comían hamburguesas, yo esperaba las sobras del bar de la esquina. Cada mañana, mi madre madrugaba. Cargaba un saco enorme y se dirigía al vertedero del mercado, buscando allí nuestro pan … Read more